Transcribir un mensaje oculto pero entendible era una tarea deficil incluso para Neferet. Todo lo que necesitaba era un rollito de papiro y una figura de madera. Le llevó largo rato hacer un agujero en la madera, que tenia la figura del Dios Amon, y entonces enrrolló el rollito dentro de la figura tan cuidadosamente para que no se echara a perder. Neferet sabia que los guardias del Nekhbet no se iban a molestar en revisar y en dudar sobre una figura de madera del Dios Amon, eso seria una ofensa al Dios, no solo eran leales al visir sino que también eran hombres de fe, y la fe tenia más peso.
—Ahora —dijo Neferet—. Debemos asegurar que este mensaje llegue a Giza. No con los envíos normales. El riesgo es demasiado alto. Necesitamos un mensajero que no levante sospechas.
Recordó a los pequeños vendedores ambulantes, los que transportaban mercancías menores entre los templos y los mercados, a menudo niños o ancianos, que pasaban desapercibidos.
—Busca a un niño vendedor de flores, Isis —d