Días después, el aire en la bodega de preparación para la cata de lanzamiento de "Legado", el nuevo vino de Valeria, vibraba con una energía contenida. Cajas con botellas de fina cristalería, etiquetas con un diseño elegante que fusionaba los símbolos de Brévenor, y el aroma a madera nueva y uva creaban una atmósfera de triunfo inminente. Valeria supervisaba los últimos detalles con una sonrisa satisfecha, pero una repentina sensación de incomodidad le erizó la piel. Se giró, escudriñando la penumbra del almacén contiguo. Nada. Solo sombras y barricas. Sacudiendo la cabeza, atribuyó la sensación a los nervios del lanzamiento.
Desde detrás de una pila de cajas, Gloria observaba, sus uñas clavándose en las palmas de sus manos. La tentación de empujar una torre de copas, de manchar las etiquetas inmaculadas, era un fuego en sus venas. Pero el eco de las palabras de Ricardo la contuvo: "Eso generaría pérdidas para todos. El golpe debe ser más personal." Respiró hondo. Él tenía razón.