El correo electrónico se envió con un clic seco. Daniela observó la pantalla del portátil, el mensaje "Entrega adjunta - Lista de contactos"
brillando bajo el cursor. Los archivos adjuntos contenían fotografías cuidadosamente editadas: nombres reales mezclados con datos falsos, direcciones inexistentes, códigos de contacto alterados. Suficiente para parecer genuina a primera vista, pero con errores estratégicos que solo un experto detectaría.
El teléfono vibró casi de inmediato.
—Si esto es falso, ya no habrá clemencia contigo —decía el mensaje de Larsen.
Daniela dejó escapar un aliento entrecortado. El juego había comenzado.
(...)
Alexander encontró el teléfono olvidado en el baño, la pantalla aún encendida con la notificación de un álbum de fotos reciente. Al deslizar por curiosidad, su corazón se detuvo: imágenes nítidas de páginas de su libreta negra, la que guardaba en la caja fuerte. Números, nombres en código, hasta los símbolos que solo él y Dimitri entendían. Fotograf