Daniela se ajustó el vestido blanco de tirantes mientras avanzaba hacia el local donde había cendado con el ruso dos noches atrás. No tenía claro como comportarse, estaba claro que en ella surgían dudas sobre su plan de conquista. Necesitaba saber si la compra era real o solo lo hacía para acercarse a ella. Tal vez debería mostrar esta vez su lado más fuerte, para que él entendiera que ella no era un juego. Esta vez no llegaría con sonrisas coquetas, sino con cifras concretas, así que se recogió El pelo em una coleta para parecer un poco más profesional. Si el negocio era real, y si Alexander Rascov tenía el dinero que decía, su vida podía cambiar sin necesidad de intercambiarse por ello. Él ya la esperaba, en una de las mesas al aire libre, con dos copas de vino tinto sobre el mantel blanco. Lucía bien, como siempre, chaqueta y pantalones negros. Camisa blanca. Más quenun outfit parecería un uniforme reglamentario para hacer negocios. El auto negro estaba aparcado en la esquina
Leer más