Isabella se había desvelado dormía la noche anterior. Su cabeza le daba vueltas y vueltas al email que había recibido la noche anterior.
Esa sola línea, esa sola foto, y la seguridad de que alguien sabía mucho más de su vida privada de lo que debería pero ¿Quien? ¿Celeste? Tanto drama por un capricho… ¿sera?
—¿Tu papá está enfermo? —preguntó Alex, apoyado en el marco de la puerta, con una taza de café en la mano.
—En realidad hace algún tiempo no hablo con él, así que no lo sabía. Se suponía que estaba en Zurich tomando un año sabático. Pero la imagen es reciente, verifique y la clínica existe y la foto fue tomada desde adentro.
Alex frunció el ceño.
—Esto es personal. No es solo una campaña para desprestigiarnos. No creo que sea Celeste o al menos no sola. Alguien quiere hacerte daño, mucho daño.
—Por eso tengo que actuar como si no supiera nada y tú también.
Ella encendió su tablet, abrió una ventana encriptada y marcó.
—¿Dani?
Del otro lado, la voz de una mujer joven:
—Aquí est