Eran las tres de la mañana, Isabella estaba sentada frente al monitor de su computadora, en la sala de servidores de Nova Lab. Tenía ojeras, un café frío a su lado y una carpeta abierta con documentos de Maurice Adler.
—Tres días —murmuró—. Tres días para elegir entre mi padre, Alex o mi nombre.
La voz de Dani interrumpió su pensamiento.
—Isa… encontramos algo. Y no te va a gustar.
—Dímelo.
—El archivo está encriptado, pero logré romper parte del código. Maurice no solo te espía… tiene acceso completo a los historiales médicos de tu padre. Y a las cámaras de seguridad de tu laboratorio.
—¿Desde cuándo?
—Desde hace meses. Quizás más. Este plan fue construido de manera calculadora y meticulosamente.
Isabella cerró los ojos un segundo y tragó en seco.
—Inicia el apagón nivel dos. Haz que parezca un fallo del sistema. Tenemos que aislarlo sin alertarlo.
Dani dudó.
—Otra cosa, necesitamos estar preparados para todo. Haz la llamada. Ya sabes lo que debes hacer….
—Si. Estaremos listos.
Col