No es de mi agrado ser objeto de atención de Joseph, el dueño de Sunday Crazy y potencial sospechoso en la trata de personas, ya que lo primero que menciono eran mis raíces latinas ¿acaso me tacho ya como próxima víctima? no lo sé, lo único que sé es que aquello solo me trajo una mala sensación de muerte que erizo toda mi espalda.
—Muchas gracias, Señor.
—No me llame señor, por favor llámeme Joseph. —Lo vi sonreírme, abriendo paso mientras me indicaba con su mano que avanzará. —Por favor venga con nosotros, estaré encantado de tenerla en la reunión.
—Sera un gusto, Joseph. —Le sonreí a duras penas, comenzando a caminar por donde el me había indicado. Sintiendo la mirada fulminante de Patrick en mi espalda.
Parecía que no le gusto para nada que su nuevo objetivo fuera flechado por algo más, una amenaza mayor tanto para mí como para él.
Y a mí solo me sorprende como un cambio de ropa hacia que levantará todo el polvo que no había levantado en años. Solo qué lo logré en hombres