En verdad se nota a lenguas que no le agrada que estos hombres de la reunión me buscarán conversación, ya que quiere sacarme de aqui tan pronto como sea posible.
—Patrick, deja a la jovencita. Le puedes hacer daño. —Exclamo el rubio, al cual Patrick miro de muerte.
—Ese no es tu problema. —Su mano sostuvo con fuerza mi brazo, arrastrando mi cuerpo fuera de la sala.
Y yo solo podía dejarme llevar por el enojado hombre, llamo al ascensor presionando el botón con brusquedad y apenas llegó el elevador me lanzó dentro de él, con brusquedad.
—En serio eres toda una perra ofrecida. —Me recriminó, pasando dentro del elevador mientras se acercaba a mí. Más que tenerle miedo a Patrick le tenía miedo a morir aplastada por su panza, ya que tenía nula fuerza para poder quitarlo de encima así reuniera los poderes de todos mis personajes de mis novelas, el cual uno de ellos es una diosa que de un puñetazo a la tierra logro separar un continente.
Aunque con lo clasista que es esa protagon