Cuando llegué a casa , Isabelle estaba sentada en el sofá, las piernas cruzadas, el gesto tenso aunque intentaba disimularlo. Sabía que había revisado mis cosas. Sabía que algo la inquietaba. Y yo necesitaba borrar cualquier sospecha.
Respiré hondo… y sonreí.
—Amor —dije acercándome despacio—, lei tu mensaje. Dejaste está tarjeta en la chaqueta me dijo mientras me la entregaba...Observe la tarjeta… no sé quién me la dio dije indiferente . Alguien en la galería, supongo. Ya sabes cómo estoy con la memoria. —Me toqué la sien, fingiendo incomodidad—. Pero no importa. No tiene relevancia.
Su mirada buscó grietas en mi voz. Yo no le di ninguna.
—Lo único importante —continué, tomándole la mano— es que quiero vivir mi vida contigo… con nuestro bebé. Eres mi lugar seguro. No quiero seguir dudando de nada.
Humedeció los labios. Su respiración cambió. Me creyó.
Eso era lo que ella necesitaba: control.
—Richard… —susurró, acariciándome la mejilla—. Yo solo quiero protegerte.
—Y yo quiero segui