El invierno en Boston parecía más crudo que nunca.
La nieve caía en silencio sobre el tejado de la casa donde había vivido con mi madre mas de quince años, y cada copo que rozaba el cristal me recordaba una verdad dolorosa: Ethan ya no me pertenecía.
Desde que me fui de Nueva York, había intentado esconderme entre mis lienzos. Pintaba hasta que el sol caía, hasta que mis dedos temblaban y mis ojos ardían de cansancio.
Pero nada apagaba el eco de su voz.
Nada borraba la imagen de su rostro el día que le devolví el anillo.
Claire llegó unos días después de que todo se hiciera público.
Había visto la noticia en los titulares: “El Dueño de la galeria Lefebvre y el imperio de Galerias Carter EL Magnate Ingles Ethan Carter se casa con la heredera de los lesther.. Isabelle ”.
Una fotografía acompañaba la nota: Isabelle luciendo un vestido de encaje blanco, su mano entrelazada con la de él.
Ethan no sonreía, pero eso no importaba. Para el mundo, estaban unidos.
—No deberías mirar eso —m