216. La sonrisa del verdugo.
Narra Lorena.
Mis pasos vuelan.
Mi corazón es una jauría desatada en el pecho.
Estoy tan cerca. A metros apenas.
Doce pasos rectos. Una esquina. A la izquierda.
Y entonces…
Él.
Ruiz.
Como si me oliera. Como si hubiera nacido del mismo aire que exhalo, aparece delante mío con esa sonrisa de lobo disfrazada de ternura.
Me agarra de la cintura con firmeza y, antes de que pueda abrir la boca, ya tiene los labios sobre los míos.
—Mmm… estás hermosa esta noche, mi reina —susurra contra mi boca, mientras me acaricia la espalda baja con esas manos seguras, enguantadas de deseo y de control.
Quiero apartarlo. No con brusquedad. No puedo.
Cada segundo es vital.
Mi hija.
La salida.
Intento inclinar el cuerpo, mostrarme incómoda, incluso un poco recelosa… pero él me lee como si fuera una página escrita por él mismo. Y cree que estoy jugando.
Sus besos bajan por mi cuello. Su mano sube por el muslo, por debajo del vestido que tanto le gustó. El que él eligió para mí. El que, según sus palabras tan