198. Cebando al lobo.
Narra Gomes.
No es que crea en el sistema. Hace rato que dejé de hacerlo. Pero a veces, lo uso como una caña de pescar. No para sacar justicia, no. Para sacar monstruos del agua.
Camino por el pasillo alfombrado del estudio jurídico Verdugo & Asociados, donde todo huele a perfume caro, encubrimiento y miedo. Verónica Sánchez, abogada defensora de criminales de alto perfil, y rostro visible de los intereses legales de Ruiz, está sentada esperándome en una sala de reuniones que parece sacada de una serie de Netflix para gente con demasiado tiempo libre. Vidrio esmerilado. Café con azúcar de caña. Carpetas con nombres tapados por post-its.
Entro sin saludar. Solo con mi carpeta en mano. Ella sonríe. Con esa sonrisa que dan los años de entrenamiento, como si no estuviera frente a un policía que la quiere acorralar.
—Inspector Gomes —dice, y apenas levanta una ceja—. Qué grata sorpresa. No sabía que la fiscalía había mandado citación.
—No la mandó —le respondo mientras me siento—. Esto es