Capítulo 94. Efímero.
Vito le rozó la espalda a su amiga, la ayudó a ponerse de pie, haciendo que Johan se irguiera. Aunque se detuvo al ver a Salomé fijar la mirada en él. No obstante, ella extendió la mano, aplastando su duda. Sin perder tiempo se acercó, con un contacto suave le limpió las lágrimas y la ayudó a sentarse.
—No dejes que vuelvan— pidió en un susurro, con el llanto hurgando en su pecho. —No dejes que regresen.
—Jamás— le prometió depositando un beso en su frente.
La mirada metálica logró hacerla asentir. Confiar un poco, aunque no lo hacía ni en sí misma.
Johan estaba con manchas de sangre en la camisa, el rostro y las manos. La confirmación de que no era solo el político que ella vio durante meses.
Pero en ese instante, pese a lo que significaba, se sintió segura con él. Sintió que no le podría hacer daño.
Presionó la cabeza en el torso de Johan y con temblores cubriéndola soltó poco a poco la prenda a la que sus manos se aferraban. Aunque estas siguieran empeñadas en seguir sujetando