Liah
¡No contestes, no contestes!, ¡Ay, Dios!
—¡Aló! —Grita mi madre.
Se aparta del teléfono y me dice:
—Colgó o se le cayó la llamada. —Gracias a Dios.
—¿Qué hacías hablando con mi novio? —me reclama Kira, empujándome hacia la cama.
—¡Kira! —Interviene mi madre.
—Tu novio aún no se digna a terminar conmigo, y yo no lo busqué. Fue él quien lo hizo.
—¿Qué te dijo? —Pregunta mi madre.
—Pregúntenle a él, ¿o cuándo pasó a hacer mi opinión más importante que la de un hombre en esta casa?
—No me hables de esa manera. Liah Messer.
—Te dije que era una hipócrita que se esconde detrás de esa actitud de santa y obediente. —Grita Kira—. Me odia, porque Demetry me ama y no a ella. Él me quiere a mí. ¡Entiéndelo! No me lo vas a quitar.
—Yo no acostumbro a ver hombres ajenos, mucho menos si está con mi hermana. Yo no soy tú, que juega a ser buena cuando eres una víbora, y dudo que seas tan inocente como dices que eres.
—¡Madre!
—¡Liah! —Sentí la mejilla derecha arder por la bofetada que Kira me ha