Liah
Entramos a la tienda y mi tía se sorprendió al vernos juntos, al igual que Myla y Carlos.
—Hola mi niña.
—¿Cómo está, señora Míriam? —pregunta Demetry
—Estado mejor. ¿Qué haces por aquí?
—Me lo encontré en la calle, y me acompañó hasta aquí—mencioné bajo esa mirada de que iba a ahorcar a Demetery.
—¿¡Qué rayos hacen ustedes juntos!? —dice Emma al vernos.
—Hola, Emma. Siempre tan amable.
—Créeme soy amable. —Me observa y niego. —Estás vivo.
—¡Emma!—Le grita mi tía.
—No hay problema, después de todo tiene derecho a venir a verme, ¿verdad? —tomo el hombro de Demetry y sonríe.
Emma me observa sin entender mi comportamiento, porque ya sabe que conozco la verdad, a diferencia del resto que está en la sala.
—Vine hablar con Liah. —dice nervioso.
—¿No es mejor que lo haga en casa con el permiso de sus padres?—acusa mi tía, enojada.
—Tranquila tía. Todo está bien.
—¿Seguro? —Escucho decir a Carlos, quien tiene una mirada de querer cortar a alguien.
—Sí. Vamos a estar en la oficina. Carlos