Leandro
La comida estuvo exquisita, fue mi favorita; el postre fue de chocolate, aunque a mí solo me importa una clase de postre. El discurso de mi abuelo, mi suegro, fue muy inesperado y vergonzoso, quien me adoptó como su hijo mayor.
Seguimos cenando hasta que mi amada se desapareció, dejándome una nota con sol.
“¿Quieres tu verdadero regalo? Ven a buscar a la rosa más hermosa del jardín junto al columpio”
Tu rosa.
En el jardín, ¿qué hace allá a esta hora y sola?
—¿Por qué le gusta exponerse al peligro?
Salí lo más rápido posible por mi llave y me fui al jardín; esa presumida me va a escuchar.
Cuando llego, entro observando los alrededores y la empiezo a buscar hasta encontrarme un camino todo iluminado con antorchas y un picnic de noche.
—¡Liah! —No veo a nadie, excepto un globo que sostiene un regalo y una nota.
“Ábreme, cumpleañero”.
—¡Liah, ¿dónde estás?!
Todo estaba hermoso: luces que alumbraban los árboles, las flores y mucho sirope de chocolate, lo que prometía un rico pastel