Leandro
Estoy nervioso, molesto, furioso, angustiado, una semana y todo es un desastre.
—¿Sigues alterado?—Entra Nio a la oficina.
—Aún faltan cosas por hacer, y la presumida juró no abandonarme, y ¡ni un puto mensaje, una llamada!
—¿Hablas de la publicista? Pero sí nos ha enviado todos los planes, invitaciones, trabajo y todo el paquete.
—Pero no me ha hablado. No puede mandarse sola. ¿Sabes si va a estar en el evento?
—No lo sé.
—Seguro tiene un compromiso más importante, y nos dejará tirados.
—Leandro, estás insoportable. Por cierto, ¿vas a la fiesta de compromiso de tu hermano?—Me tiene que recordar esa desgracia.—Es mañana.
—No tengo tiempo, y no me creo en ese compromiso.
—¿Por qué? Me envío la invitación y parece que va a ser todo un evento social.
—¿Seguro? Pero… —me confundí —. Nada, olvídalo. Creí que había salido con una de sus estupideces y había cambiado de opinión, veo que me equivoqué.
—Al parecer, está enamorado, ¿no vas a ir?
—¿Te parece que estoy de buen humor para ir