Siempre me perdona.

Sebastián Moreau irrumpió en la oficina de su hijo con paso firme y mirada afilada.

No había tocado la puerta. No lo necesitaba.

En ese piso, su nombre era más poderoso que cualquier tarjeta magnética o protocolo de seguridad. Bastaba su sola presencia para abrir todas las cerraduras, sin necesidad siquiera de pronunciar palabra.

Luciano levantó la vista del monitor con un gesto de incomodidad mal disimulado. Llevaba horas revisando balances ficticios, tratando de ajustar números que ya no encajaban, como piezas de un rompecabezas adulterado. Estaba agobiado, pero lo ocultaba con una mueca arrogante.

—Buenos días, padre —saludó sin demasiada calidez, recostándose con lentitud en el sillón de cuero negro—. ¿Qué te trae por aquí tan temprano? —intentó sonar altivo, aunque sus dedos apretaban con fuerza el borde del escritorio, como si necesitara anclarse a algo para no naufragar.

Sebastián cerró la puerta detrás de él y se mantuvo de pie, sin molestarse en sentarse.

—Vengo a advertirte
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App