CAPÍTULO 86
IGNACIO
La portada me golpeó como un puñetazo en seco. La revista estaba encima de mi escritorio cuando llegué a la oficina, alguien la había dejado allí, quizás con la maliciosa intención de que la viera. El titular, enorme, pretencioso y amarillista, ocupaba media tapa: “Cena íntima: Monserrat Belmont y Julián Owen, ¿indiscreción a la vista?”
Tragué saliva con fuerza. La foto mostraba a dos personas cenando, nada más. No había contacto físico, no había miradas comprometedoras… pero aun así, bastaba la forma en que el flash había capturado ese instante para que mi sangre se calentara. Monserrat frente a Julián. Sonriendo. Compartiendo un plato. Y yo, lejos, sin enterarme de nada.
Lo peor no era la foto. Lo peor era que ella no me había dicho nada. No mencionó esa cena en ningún momento, ni en llamadas, ni en mensajes, ni al volver del viaje. Guardó silencio como si quisiera protegerme de algo, o peor aún, como si hubiese algo que esconder.
La rabia y los celos me invadier