CAPÍTULO 52
JULIAN
Nunca había sentido tanta presión en mi vida. Correr carreras de autos, enfrentar rivales en la pista, medirme en tiempos y posiciones… todo eso se quedaba corto frente a lo que estaba viviendo fuera del circuito.
Amaba a Monserrat con un amor que me salía de lo más profundo, de ese lugar donde uno no elige, simplemente late. Quería protegerla de todo y de todos, pero al mismo tiempo sentía que había fuerzas que se me escapaban de las manos, tentaciones que me llamaban en cada esquina. Las fiestas, la atención, las miradas de mujeres que se acercaban solo porque era el piloto del momento. Mi nombre sonaba, mi cara empezaba a aparecer en revistas, y esa popularidad que había soñado desde niño estaba por fin en mis manos. Pero ¿a qué costo?
Y entre todo eso estaba Irina. Su presencia se había convertido en un veneno silencioso. Me asfixiaba con insinuaciones, con exigencias veladas, con esa forma suya de manipular las cosas. No podía dejar de pensar que estaba arras