CAPÍTULO 51
MONSERRAT
El viaje con mis abuelos había llegado en el momento perfecto. Después de tantas emociones, carreras y fiestas, necesitaba un respiro, un lugar donde todo se sintiera tranquilo y familiar. Ellos habían decidido llevarme a conocer una nueva empresa de suministros que podía convertirse en socio de nuestra fábrica, y aunque para muchos sería un paseo aburrido, para mí representaba un pequeño descanso de todo lo que pasaba con Julián… aunque, en realidad, él nunca salía de mis pensamientos.
El trayecto fue largo. Pasamos horas en carretera, atravesando campos verdes y pueblos que parecían detenidos en el tiempo. Me quedé observando por la ventana, con la frente apoyada en el vidrio, dejando que el paisaje me arrullara. Mi abuela dormía tranquila en el asiento trasero mientras mi abuelo conducía con paciencia, como siempre.
Yo, inevitablemente, pensaba en Julián.
Desde la última carrera había algo diferente entre nosotros. Sentía que habíamos cruzado una línea invisi