Mateo actuó con rapidez.
O más bien, después de recibir las órdenes de Alejandro, ya sabía más o menos lo que Lucía quería hacer.
Por eso, el acuerdo de divorcio ya estaba preparado desde hace tiempo.
Lo escuchó decir:
—Aunque usted no va a necesitar nada, el señor quiere que se quede con la mitad de los bienes del Señor Torres.
—Si se fuera con las manos vacías, sería como faltar al respeto a sus decisiones pasadas.
Tres años de matrimonio. Todo lo que había dado en ese matrimonio merecía una compensación adecuada.
Lucía nunca había dicho que no quería nada.
Al escuchar las palabras de Mateo, soltó una risa suave:
—Según lo que dices, ¿si no acepto sería inapropiado?
Mateo asintió con toda seriedad:
—Sería totalmente inapropiado.
Lucía se rio:
—Entonces hagámoslo como dices.
Mateo asintió y se retiró.
Apenas había tomado la mitad de la sopa cuando le llamó Tamara. Mientras tanto, Felipe había estado llamándola sin parar.
Lucía no solo ignoraba sus llamadas, sino que directamente lo b