SÁBADO – 9:02 A.M.
El móvil vibraba. Otra notificación. No de él. Nunca de él. Isabella lo miró con rabia contenida, lo giró entre los dedos y lo dejó sobre la mesa como si quemara.
Nick había desaparecido. Sin mensajes, sin llamadas, sin excusas. Ni siquiera estaba en línea. Y eso dolía más que cualquier palabra.
Las palabras de Charly volvían a su mente: «En nuestro mundo que alguien desaparezca es muy normal.»
Charly tenía razón, pero ¿por qué desaparecerlo? Su padre estaba de viaje, solo había conocido a Nick durante la cena en el Plaza. ¿Por qué lo haría desaparecer si solo había bailado y conversado con él? ¿Acaso Charly le había dicho algo más a su padre? ¿Acaso el viaje era una coartada para no parecer involucrado? No… su padre no haría eso, no sin razón. Y aun así, para muestra un botón: Francesco Rossi seguía con vida, disfrutando con la infeliz de Elena.
Se sirvió café, pero no lo bebió. Solo se sentó en la terraza trasera, con la vista fija en el jardín, donde Alessa reía