Domingo 17:00 - 5:00 p.m. Mansion Moretti New York…
Giuseppe caminaba de un lado a otro, los zapatos resonando sobre el mármol frío de la mansión, el rostro marcado por la falta de sueño y la espera. No había pegado ojo en toda la noche; apenas habían duchado y tomado café. El olor del café aún flotaba pesado en el aire, mezclado con la tensión que quemaba cada rincón. Sofía, desde un extremo del salón, lo miraba con exasperación contenida, y de pronto habló, su voz temblando ligeramente: —No puedo con tanta tensión… me iré al club.
Giuseppe la miró como quien observa algo de otro planeta, sus músculos estaban tensos, la mandíbula firme, y rugió, su voz resonando como un cañón: — ¿¡Cómo puedes ir al club cuando el maldito de Vittoria tiene a nuestra hija!?
Sofía no se inmutó y respondió con calma, aunque su corazón latía con fuerza: — ¿Y qué puedo hacer yo? Además, como siempre dices, es la heredera… ya es hora que despierte y conozca la verdadera cara del negocio.
Giuseppe la miró c