Theodore deleito al público que poco a poco fue llegando y luego de algunas piezas más, finalmente sé, levantó y, de manera muy educada y elegante, agradeció los aplausos.
Debía reconocer que tocar frente a los alumnos, lo llevó a recordar una época pasada, una época en donde, si bien no podía caminar, había alguien que le sonreía y empujaba su silla para andar.
Al llegar donde estaban Jonas, Robert y Liliana, ahora llamada Anya, sonrió y miró su reloj.
- Anya, creo que es momento de que te dejes con Jonas. Él te llevará con los profesores para tu examen de colocación y yo vere todo lo relacionado con tu ingreso al instituto.
Liliana lo miró asombrada, no podía creer que aquel hombre tocara melodías tan maravillosas.
Theodore no pudo dejar pasar desapercibida la mirada expectante de Liliana, él le sonrió y Liliana, tal como si de un encanto roto, volvió a la realidad.
- Sí, está bien… -dijo un tanto sonrojada por ser descubierta observándole.
Theodore solo sonrió y comenzó a caminar ju