Mientras Liliana lidiaba con cortos de su vida, del otro lado del charco, Dayana acababa de pasar a dejar a su hijo al preescolar. Rápidamente, llegó al restaurante donde trabajaba desde hace 3 años.
- Dayana, el jefe dice que necesita que pasaras a verlo, tan pronto llegarás. -dijo su supervisora en un tono serio.
- Ok, voy en un momento… -dijo Dayana levantándose el cabello y colocándose el uniforme.
- Dijo que fueras, tan pronto llegarás… -Repitió la mujer.
- Bien… -dijo Dayana, entendiendo que no la dejaría ni llegar al puesto de trabajo.
Dayana y aquella mujer, ya habían tenido varios altercados, pues la supervisora, consideraba injusto que el jefe tuviera concesiones con la chica por tener un bebe.
En su cabeza pensaba que si la chica había querido abrir las piernas, debía afrontar las consecuencias. Ser madre no era nada fuera de lo normal, así que no tenía por qué tener un horario especial.
- Jefe… ¿Pidió que viniera tan pronto llegara?
- Dayana, es correcto, necesitamos hablar