Thiago solo podía ver cómo Darla subía y bajaba de él, Podía ver cómo los enormes pechos de su futura esposa temblaban ante lo que estaban haciendo. Él se perdía en ellos, se perdía en lo que le provocaban.
Darla definitivamente era la mujer que necesitaba en su vida, él se sentía orgulloso de mostrar a tremendo monumento de mujer, ante la sociedad.
Para Thiago había sido difícil que Darla lo perdonara por haberla dejado por un año para comenzar a salir con Dayana, pero, él era perseverante y había logrado convencerla de que todo había sido para que el plan que habían confabulado en contra de esa mujerzuela y de su propia hermana, saliera a pedir de boca.
Ahora que estaba con Darla, no podía pedir más, ella era bella, culta, su familia era una de las más ricas del país y, además, a su madre, Rebeca y su padre, les había caído muy bien.
Dayana era modelo profesional y había conseguido contratos millonarios en varias empresas. Incluso hoy día desfilaba para una famosa marca de lencería e