Acto seguido, una fuerte bofetada se escuchó en la sala de aquella mansión. Dayana tomó su pequeña maleta y comenzó a caminar hacia el recibidor.
- ¡DAYANA! ¡CON UN PUTO CARAJO! ¡VEN AQUÍ! -gritó Thiago caminando hacia ella y sobándose la mejilla impactada.
- ¿QUÉ DEMONIOS QUIERES? ¿POR QUÉ DEMONIOS AHORA TE ME APARECES POR TODOS LADOS? ¡LLEVABAS UN PUTO MES FUERA! —¡JAMÁS VENÍAS A ESTA CASA! -gritó Dayana sintiendo cómo las lágrimas salían por cuenta propia.
Ella había llegado a esa mansión por su maleta, durante el camino, había recibido la llamada de Rui, quien, queriendo o no, preguntó si lo que su padre le había dicho era verdad.
Al final, el pequeño Rui estaba en California, estaba solo y no podía desahogarse por teléfono, por lo que Dayana fue a casa por su maleta y planeaba irse con él o por él.
- ¡ÓYELO BIEN! -gritó Dayana señalándole con el dedo. - THIAGO CEDEÑO, LLEVO 5 MALDITOS AÑOS FINGIENDO UNA VIDA FELIZ, HACIENDO TODO LO POSIBLE PORQUE NUESTRO HIJO TE VEA COMO UN BUEN