En las oficinas de la empresa Garza, Thiago estaba de muy mal humor, pues con lo sucedido en la mañana su día había comenzado mal, tenía un terrible dolor en aquella zona oculta y también la cabeza estaba por reventarle ante la constante pregunta de ¿Dónde estaba Dayana?
El hombre estaba por perder los estribos cuando Tania entro a su oficina con una taza de café y unas pastillas para el dolor de cabeza.
- Traje tu café como te gusta… -dijo la mujer en un tono seductor.
- Cierra la puerta con seguro y ven aquí. -respondió Thiago de modo indiferente como si lo que fuese a suceder solo fuera algo mecánico.
- Supe que te has divorciado, ¿Ahora si me darás el lugar que me corresponde? -dijo Tania sin restricciones y acercándose seductoramente a él.
- ¿Quién te ha dicho que estoy divorciado?
- Obviamente tú, no, pero… Salió en todos los medios, al parecer tu querida Darla ya se te adelanto… -dijo Tania con malicia.
Tania era su asistente y en ocasiones fungía como su mano derecha, el