Theo hizo una pausa, pues sabía que lo que venía sería muy difícil de traer a su mente, por lo que el mismo había vivido y por cómo habían terminado las cosas con Aria. Además, no podía hacer caso omiso de los sentimientos de Anya, luego de que supiera la verdad.
- Anya, aquí hay algo que debo decirte y sé que tan pronto lo escuches, seguramente me juzgarás. Solo te pido que escuches todo y luego me digas lo que piensas, solo déjame contarte toda la verdad.
- Eso es lo que pedí, eso haré… -dijo Anya con total calma.
- Yo solía ir a ver a tu madre cada vez que se presentaba, solía llevarle flores al camerino, pues consideraba que ella era una mujer que debía recibir esos detalles. Vaya, ahora que lo veo con más edad, sí que era un escuincle muy atrevido, pues no media consecuencias.
Yo… Yo creía que estaba enamorado de tu madre… -dijo Theo, sintiendo como si una pesada loza cayera sobre sus hombros.
Anya lo miró fijamente, pero no mostró ninguna reacción, solo cerró su puño y dijo:
- Co