El SILENCIO antes del rugido
La habitación estaba bañada por la luz tibia de una lámpara vieja.
Sienna sostenía una manta doblada entre sus manos, incapaz de mirarla directamente.
—Te oculté más de lo que merecías saber —dijo la madre, apenas con voz—.
Y lo hice porque yo también fui engañada.
Isabella, de pie, la observaba.
Ya no como hija.
No del todo.
Ahora como mujer. Como guerrera.
—¿Tú sabías lo del experimento?
—Solo fragmentos… cuando ya era tarde. Catalina nos dijo que era un «proyecto genético avanzado». Nos prometieron una hija sana… especial.
No sabíamos que iban a usar tu cuerpo como catalizador de algo más grande.
—¿Y el accidente del avión?
Sienna apretó la manta.
—No fue un accidente. Fue un intento de alejarnos.
Y también… de esconderte.
Porque si el Consejo te encontraba en esa época, te habrían desmantelado por completo.
Isabella se acercó y la abrazó.
No con perdón.
Sino con fuerza.
—Yo ya no soy lo que ellos hicieron de mí.
Soy lo que elegí s