Solange, una brillante estudiante que tiene un buen futuro por delante. Que se vera envuelta en mil obstáculos y pruebas, que la harán dudar en lo que quiere en realidad. El amor y los secretos, serán los principales protagonistas en la vida de Sol, aunque, su pasión por el piano, la harán sobrellevar todo de una mejor manera. Acompaña a descubrir que caminos tomara Sol, ¿la tentación y el amor son lo mismo?, ¿Qué valor tiene la amistad? Y si ella podrá ser fiel a todo en lo que cree.
Leer másA porta pesada do The Black Room se fechou atrás deles, selando Sophia em um mundo que não lhe pertencia, mas que, de alguma forma, parecia ter sido feito para ela.
Seu coração batia frenético contra o peito, não por medo, mas pela promessa do desconhecido. O ar era carregado, denso com uma eletricidade que parecia vibrar em sintonia com seu próprio corpo. O perfume amadeirado de Giovanni envolvia seus sentidos, um lembrete constante da presença dominante dele, enquanto sua mão firme a guiava com precisão, pressionando a base de suas costas nuas.
Ela sentia o calor dele, a força silenciosa que exalava de cada movimento, de cada toque, de cada palavra não dita.
— Confie em mim, Sophia. — A voz dele veio baixa, um sussurro grave que reverberou por sua espinha como uma promessa perigosa.
Ela engoliu em seco, seus dedos tremendo levemente, mas não recuou. Porque, apesar do desconhecido, apesar da tensão quase insuportável entre eles, ela queria aquilo.
O quarto era um santuário de controle e desejo, um espaço onde os limites eram testados e o prazer era moldado pela entrega. As paredes escuras absorviam a pouca luz vinda de velas estrategicamente posicionadas, criando sombras dançantes que faziam cada detalhe parecer ainda mais intenso.
Mas não eram as sombras que capturavam sua atenção.
Eram os objetos.
Algemas de seda, vendas de veludo, chicotes finos, cordas trançadas. Uma coleção cuidadosamente organizada de instrumentos de prazer e submissão.
Sophia sentiu o peito subir e descer com mais força.
Um universo completamente novo se abria diante dela.
Giovanni parou atrás dela, e antes que pudesse absorver tudo ao seu redor, seus dedos deslizaram lentamente por seu braço desnudo fazendo ela arfar.
O toque dele era firme, porém provocante.
Cada deslizar dos dedos parecia uma pergunta silenciosa, um convite para atravessar um limite invisível.
—
Está pronta para me pertencer esta noite?O calor dele irradiava contra sua pele, um contraste hipnotizante com o frio sutil do ambiente. Sophia fechou os olhos, tentando controlar a avalanche de sensações que ameaçava consumi-la. Mas já era tarde demais.
— Sim… — Sua voz saiu como um sussurro, carregada de uma necessidade que a assustava e a excitava na mesma medida.
Giovanni sorriu, satisfeito com a rendição implícita nas palavras dela. Pegou uma venda de veludo e a deslizou suavemente sobre seus olhos. O mundo ao redor desapareceu. Nada além do som de sua respiração e do calor da presença dele restava.
— No escuro, você sentirá mais, Sophia.
Sua voz roçou sua orelha, enviando um arrepio intenso por sua pele. O desconhecido aguçava cada sentido, cada expectativa. Ela estremeceu quando sentiu a textura das fitas de seda envolvendo seus pulsos, delicadas, mas firmes, atando-a à mercê dele. A sensação de imobilização fez sua pulsação disparar.
— Agora, apenas sinta.
Ela ouviu o farfalhar da roupa dele, o som rouco dos sapatos se afastando e depois voltando. Então, um toque quente, dominado pela precisão de alguém que sabia exatamente o que estava fazendo, deslizou por seu ombro, descendo lentamente pela curva de sua coluna.
Cada toque era um comando silencioso.
Cada suspiro, uma rendição inevitável.
Os lábios de Giovanni a tocaram, explorando-a sem pressa, sem hesitação. Sua língua traçou um caminho torturante pelo seu pescoço, sua respiração quente provocando um contraste entre prazer e expectativa.
As mãos dele desceram por seu corpo, explorando-a com um domínio absoluto, como se ela já lhe pertencesse há muito tempo.
— Você é fascinante assim, entregue-se a mim… — A voz dele soou rouca, carregada de desejo contido, de uma fome que ela sabia que não era apenas dela.
O mundo ao redor se dissolveu.
Sophia já não sabia mais onde terminava e onde começava.
A venda privava sua visão, mas seus outros sentidos estavam mais aguçados do que nunca. Cada toque dele era fogo e gelo ao mesmo tempo, desenhando nela um caminho sem volta.
O prazer e a excitação se misturavam à adrenalina de estar à mercê de um homem que a fazia sentir-se simultaneamente protegida e vulnerável.
— Eu poderia devorá-la inteira esta noite. — Ele sussurrou contra sua pele, os dentes roçando levemente em seu ombro.
O corpo de Sophia estremeceu, e ela sentiu o calor líquido do desejo se espalhar dentro de si.
Ali, naquele quarto escuro, nas mãos de um homem que sabia exatamente o que fazer com ela, Sophia teve certeza de uma coisa.
Ela nunca mais seria a mesma, porque Giovanni Bianchi acabara de marcá-la.
E ninguém jamais a tocaria do mesmo jeito novamente.
—¿Le mencionaste a tu madre algo? —pregunto Sol. —Por supuesto que no, eso jamás se lo contaría. Bueno realmente nada. —No entiendo entonces, además es algo muy sospechoso que ella sepa de mí. —No sé qué decirte, ni yo mismo entiendo. —Las únicas que deben saber de eso es Cindy y la abuela. —¿Les vas a preguntar? —Debería de, pero la verdad no sé qué hacer—. Sol empezaba a caminar en círculos mientras pensaba en que hacer—, es que mi abuela no me pudo ocultar algo así. —¿Cómo sabes? Sol se detuvo, realmente tenía razón. Nunca quiso hablarle sobre sus padres, era como si no existieran. Ni siquiera tenía una foto, o algo que le permitiera recordar a sus padres. —No puedo llegar y preguntarle, así como si nada. No puedo creer que Violeta sea mi hermana, digo la estoy traicionando. —Así como lo dices, suena horrible. —No estoy para bromas —dijo seria—, no sé si de verdad sea mi hermana, pero no puedo estar así. —Eso ya me lo has mencionado mucho, así que ya no me causa miedo
Emiliam llamaba la atención de los invitados, estos estaban murmurando respecto a que era lo que iba a pasar. Se incoó cerca de violeta, la cual también estaba sorprendida por lo que pasaba.—Violeta, hoy que están aquí nuestros amigos y familiares. Necesito que sepas que eres la persona con la que quiero estar toda mi vida, por eso mismo—. Saco el anillo de compromiso—. ¿Te quieres casar conmigo?Todos parecían estar muy felices por la pareja, incluso Daniel mostraba estar feliz. Sol sonreía, aunque por dentro tenía ganas de salir corriendo.—Por supuesto que sí.Emiliam le coloco el anillo a Violeta. Dieron un brindis y siguieron con la velada. Sol se disculpó e indico que iría al tocador.—Sol.—Agnes, ¿viste todo?—Sí, llegamos un poco tarde. Pero si lo vi, ¿te afecta mucho?&mda
—Pensé que no llegarías, estaba asustada—, Violeta terminaba de maquillar a Sol.—Disculpa, cosas de la escuela.—Lo bueno es que llegaste. Emiliam mandará a alguien para que pase por nosotras.—¿Irán sus amigos?—No lo sé y espero que no. Sé que te empiezas a llevar bien con ellos, pero a mí siguen sin quererme.—No creo que sea para tanto, tú siempre has sido muy social. Me extraña un poco que no te lleves muy bien con ellos.—Pues ya ves que no.Sol se dirigía a su cuarto a ponerse el vestido que había mandado Emiliam para ellas, pensaba que hasta el más mínimo detalle quería controlar él. Deseaba tanto conocer a sus padres, saber si realmente eran tan duros con él. Se miraba en el espejo y le encantaba como se le veía el vestido, parecía que estab
Sol despertaba ya que estaban tocando la puerta de su cuarto. Era Violeta, que no paraba de tocar.—¿Qué pasa? —pregunto Sol.—Quiero que me abras, necesito platicar contigo —dijo Violeta.Sol suspiró y abrió la puerta. Vio que su amiga traía una charola con desayuno, que era poco saludable, según su régimen nutricional. Sabía que, en efecto, quería hablar de algo muy serio y que no se iría de ahí sin hacerlo.—Apuesto que te dará flojera hacer el desayuno y por eso lo hice —dijo Violeta mostrando la charola.—¿Me vas a comprar con comida? —pregunto Sol tratando de romper el hielo.—No.Sol le indico a Violeta que pasara, las dos se sentaron en la cama y empezaron a desayunar.—Mañana habrá una fiesta y quiero que estés conmigo, estarán los padres de E
—¿Qué piensas hacer? —pregunto Agnes.Sol no tenía otra opción más que decirle a Agnes lo que pasaba, necesitaba ayuda. No sabía cuáles eran los verdaderos planes de Ava, quien ya estaba en una mesa cenando.—No lo sé, por eso te llamé. Ya tengo que salir a tocar y no tengo idea de que hacer.Agnes le quito a Sol los maquillajes que tenía en la mano y empezó a maquillarla ella.—No tenemos de otra más que decirle la verdad. Es mi amiga y la conozco de mucho tiempo, sé que es medio berrinchuda y necia, pero no es mala como lo supones.—Te haré caso, ya que yo no sé ni que hacer.Sol se terminaba de concentrar para salir a cantar, estaba realmente nerviosa y tenía mucho miedo. Pero tenía que afrontar a todo esto, que eran consecuencias de sus propias mentiras. Subía al escenario, ráp
Sol llegaba a su departamento, se sentía realmente cansada. El trabajo había sido realmente pesado y los pies le dolían.—Estaba preocupada por ti, le marqué a Emiliam y me dijo que ya habías salido hace mucho —dijo Violeta,—Tenía un trabajo que hacer, de la escuela.—Me enteré de que Emiliam es tu profesor.—Si, apenas. Me siento un poco presionada por eso, es mucha responsabilidad.—Pero Emiliam te estima mucho y sabes que no te regañara.—No quiero abusar de su confianza —contesto Solange.—Sabes que no, confiamos en ti —sonrió.—¿Vas a salir?—Sí, iré a cenar con Emiliam. Dijo que tenía algo muy importante que decirme.Sol sabía que probablemente le comentaría sobre la fiesta, sintió mucho enojo, no quería que su amiga se
Último capítulo