Nueva maestra

Ya en el restaurante, Sol busco a Martín para saber cómo Emiliam sabía su número.

— Martín — lo encontró y saludo — te quería preguntar comentar algo.

— Claro, dime.

— ¿Cómo Emiliam supo mi número? 

— ¿Emiliam Smith?

— Claro, sabes que es mi jefe. 

— Bueno, en realidad vino a preguntar por Tina. No tenía de otra más que dárselo, está muy entusiasmado con lo de las clases.

— No le voy a dar ni una sola clase, se podría dar cuenta que soy yo. No debiste darle mi número. 

— Hablo con el dueño, no tenía de otra.

Sol sabía que su jefe no se rendiría, no sabía qué hacer y tenía de decidir antes de que insistiera más y después la siguiera o algo más. Se preparó, ya pronto saldría al escenario.

— Sol, tu turno— Martín le avisaba y ella se dispuso a subir al escenario. 

Al llegar saludo a los asistentes, pero en una mesa cercana a ella pudo ver de nuevo a Emiliam, que no venía solo; Charles, Ava, Agnes y otro hombre que no había conocido. Se dispuso a tocar el piano, debía de concentrarse, no sabía que hacían aquí.

Al terminar todos le aplaudieron y se fue a su camerino a refrescarse. Le envió un mensaje a Violeta, ya que no la había visto con el grupo de amigos de Emiliam, esta le dijo que estaba en la escuela, que su novio estaba con sus amigos. 

— Tina — Martín entro al camerino — te busca de nuevo Emiliam, quiere presentarte a sus amigos.

— Ya los conozco, no le veo la necesidad.

— Sol si los conoce, pero Tina no.

Sol empezó a pensar en eso, Martin si tenía razón y tendría que conocer al grupo. Salió del camerino y camino hacia la mesa donde estaban todos conviviendo.

— Mucho gusto — saludo y la invitaron a sentarse junto con ellos.

— Así que tú eres la famosa Agustina — le dijo Ava — no había escuchado de ti.

— Hace mucho que no vas a España — le cometo Agnes — pero no nos hemos presentado, disculpa.

Todos se presentaron y pudo saber que el hombre que no conocía era Camilo Ortiz, el futuro marido de Agnes y hermano de Ava.

— Ahora entiendo la razón por la cual mi amigo está encantado contigo — Charles le daba una sonrisa y parecía coquetear como en la fiesta de Ava.

— No empieces — Ava lo regaño — no creo que la maestra de Emiliam esté interesada en ti.

— Yo...

Sol les iba a decir que no es su maestra, pero Emiliam la interrumpió. 

— Te queremos invitar a cenar y esperamos que no rechaces.

No le quedaba de otra más que aceptar la cena, todos se portaban muy amables, incluso Ava se mostraba un poco más accesible a cuando la conoció por primera vez. 

— Espero puedas asistir a nuestra boda — le comento Camilo — podrías ir como invitada o a tocar.

— Me encantaría — hablo Agnes — sería un honor, tienes mucho talento.

—Tienen razón, una desconocida en la fiesta — hablo Ava — ya tenemos bastante con la amiga de Violeta.

Todos la miraron mal y ella sonrió solamente. Sabía que Ava no la apreciaba del todo, aunque no sabía el motivo.

— Que mal gusto tienes — le dijo Charles —no hagas caso, para nosotros entre más la fiesta es emocionante.

— Si tengo el tiempo libre con gusto.

Se empezaba a sentir a gusto con el grupo, contaban algunas anécdotas y aunque en momentos tenía que volver a tocar el piano, la plática seguía y se reían bastante. Ava era la más difícil de los amigos, pero en ocasiones se mostraba sonriente y un poco más libre, era ella misma.

— Ya es hora de irnos — dijo Agnes y todo se quejaron — lo siento, pero tenemos que trabajar.

— Creo que Agnes tiene razón. Mañana tengo que ir al bufete entre otras cosas — Emiliam pidió la cuenta y la pagaba.

— Es cierto, tienes que asegurarte que Luna no haga tonterías — cometo Ava y de nuevo la miraron mal.

— Es Sol — corrigió Charles —se llama Solange.

—Bueno, esa niña. Yo no sé cómo gente como ella viene y quiere triunfar o aspira hacerlo — lo poco agradable que se mostró Ava se había terminado.

— Ava, deja de hacer esos comentarios. Te pido una disculpa, a nombre de mi hermana — se disculpaba Camilo.

—No somos hermanos, nuestra mamá no es la misma. Es más no sé qué hago aquí, debería estar Sol, ya que tanto les agrada. 

Ava se puso de pie y Agnes la siguió. 

— No sabía que eran hermanos, ella es muy popular y no decía eso.

— Para Ava no soy su hermano, en su cumpleaños me toco trabajar fuera y para ella mejor que no estuviera aquí. En realidad, a nadie le dice que soy su familiar.

—Lo siento.

Charles y Camilo se retiraban del lugar, dejando solos a Emiliam y Sol.

— Te pido una disculpa, Ava no es mala. 

— Tranquilo, no pensé que reaccionara así.

— Es un alma rebelde y digamos que no acepta del todo lo de su medio hermano. Pero no quiero hablar de eso.

— ¿De qué quieres hablar? 

— Sobre lo de las clases, espero si vayas.

— Para tus amigos técnicamente ya soy tu maestra.

— Lo siento — Emiliam se disculpaba mientras le daba una ligera sonrisa — espero de verdad que aceptes, quiero aprender un poco y siendo honesto me encantaría conocerte más.

— Tengo que pensarlo.

— Vendré todos los días —tomo las manos de Sol — no quiero que te olvides de mí.

Sol llegaba al departamento y encontraba todo apagado, se acercó al comedor a tomar una fruta y vio una nota. Era de Violeta, se quedaría en casa de Emiliam. No sabía si le diría a su amiga lo que pasaba con su novio, ni siquiera le había contado lo del nuevo trabajo. Termino de cenar y se fue a descansar, tenía mucho que pensar. 

Los días pasaban, Sol y Emiliam trabajaban con lo del caso que tenían en turno, se empezaban a llevar mejor e incluso hacían bromas. Platicaban de su infancia. Violeta casi no era mencionada en aquellas charlas, solo era entre ellos dos. Pero Daniel no se olvidaba de ella, seguían hablando y aunque su esposa no le había contado todo lo que pasaba, seguían teniendo esa química y coqueteo; jugaban algunos juegos eróticos. 

El grupo de amigas de la mexicana, cada día se llevaban mejor y salían de compras. Sus amigas querían conocer a Emiliam y saber más de él, pero Sol no estaba tan convencida de presentar a sus amigas, aun, tenía que saber que era lo que planeaba su jefe, ya que este no dejaba de ir al restaurante y cenar con ella.

— Mañana es sábado — le dijo Emiliam mientras cenaban — no me diste una respuesta.

— Todavía no es sábado, quedan unas horas.

— Necesito esas clases, quiero hacer algo para distraerme y quitar un poco del estrés.

— ¿Estrés?

— Ser abogado no es fácil y sé qué venir acá a tocar el piano tampoco.

— Nada es fácil, todo requiere esfuerzo. Pero para ti, que tu familia es rica, no lo creo.

— Yo en realidad, no quería ser abogado. Me gustan los libros y me quería dedicar a ser escritor.

Recordó un poco a Daniel, en el fondo estos dos tenían algo de parecido.

— Me imagino que tus padres te obligaron. 

— No como tal, alguien se tenía que hacer cargo del negocio familiar por así decirlo.

— Hijo único entonces.

— Si, por una parte, me gusto. Pero me hubiera agradado tener con quien crecer. No me cambies el tema, por favor. 

— No, solo que no sé. 

— No soy alguien que le guste agredir mujeres, ni mucho menos.

— Te creo, pero no sé si sea lo correcto ir a tu casa. 

— Solo trabajarás enseñándome como tocar el piano. Podemos desayunar si quieres o solo las clases.

— Si mañana llego, sabrás que soy tu maestra.

— Me encanta el misterio. 

Emiliam pago la cuenta y se despedía de Tina, se había ofrecido a llevarla a su casa, pero esta se negó. Al llegar al departamento, se dio cuenta de que Violeta se quedó dormida en el sofá, aunque, trato levantarla vio que sería imposible y solo la cubrió con una cobija. 

A la mañana, vio que Violeta seguía dormida. Aún le daba tiempo a llegar a la casa de Emiliam a darle clases. Se preparó con su peluca, lentes de contacto y como no podría usar antifaz, usaría lentes negros. Llevaría un vestido rosa que le quedaba arriba de las rodillas y no traía escote. Su amiga seguía dormida, así que se iría dejándole una nota diciéndole que estaría con sus amigas de la escuela.

Había tomado un taxi para llegar a la casa de Emiliam, vio que era un edificio muy alto. Entro y pregunto cuál era el piso, ya había dejado indicaciones de que vendría la maestra de piano. Entro al elevador y se dirigía al último piso, al llegar se abrieron las puertas y pudo ver a su jefe en el comedor con un plato, leche y una caja de cereal.

— Pensé que no vendrías, pasa y siéntate conmigo. 

Sol hizo lo que le pidió. No paraba de ver el departamento, era más lujoso que en el que vivía con Violeta. 

— Cuando me dijiste que desayunaríamos, no creí que fuera cereal.

—Me agrada comerlo, también sé hacer otras cosas. Pero nunca puede faltar el cereal.

— No creía que un abogado exitoso como lo eres comería cereal.

— Pensé que venías a enseñarme, no a juzgarme.

— Tienes razón, empecemos. 

Emiliam la llevo a donde estaba el piano, no entendía cómo estaba en su departamento si no sabía tocarlo. Le enseñaría como colocar sus manos y pudiera tocar unas teclas, en un momento Sol puso unos dedos encima de los de su ahora alumno, este con su otra mano rozo sus dedos y acariciaba su mano, le empezaba a gustar la caricia de este. Pero sonó el celular de él y tuvo que contestar.

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