Al salir del bufete de Emiliam, decidió caminar un poco y conocer, se había encontrado con muchas cosas que creyó que se le dificultarían; como los precios y la moneda. Había entrado a un restaurante, había escuchado una pieza musical y le resulto muy agradable.
— Es muy buena — comento para sí misma.
— Si, pero hoy es su último día de trabajo — alguien la había escuchado — Martín — le extendió la mano y ella la tomó — buscamos una nueva pianista, ella se marchará, ya que se casará y está embarazada.
— No se le nota el embarazo.
— Tiene tres meses, si sabes de alguien estaría bien que viniera. Este lugar es famoso por sus buenos pianistas.
— Toco el piano — Martín quedo sorprendido — en realidad toco música clásica.
— ¿Solo clásica?
— Es lo que mejor me sale, pero sé algunas otras canciones, vengo de México.
— Creo que sería un nuevo aire, ¿te interesa el trabajo?
— Me encantaría.
Le empezaban a explicar a Sol como sería el trabajo, platico con la pianista y tendría una prueba para ver cómo la aceptaba el público. Toco una melodía clásica y esperaba que el público del lugar viera con agrado su interpretación. Al final todos aplaudieron y Martín parecía que había encontrado a su nueva pianista.
— El trabajo es tuyo, me comentas que estudias y tienes otro trabajo. Espero puedas venir en las noches.
— Si — pero se había puesto a pensar en el bufete, no sabía si era buena idea que la vieran tocando en un restaurante — pero no sé si sea buena idea que la gente sepa quién soy, estoy a punto de entrar a trabajar con Emiliam Smith.
— Los abogados, ¿cierto?
— Si
— Vamos a hacer lo siguiente, tendrás otra identidad y otro look. Será lo mejor si damos un poco de misterio de quien eres, espero estés de acuerdo.
— Claro, me parece estupendo.
Había llegado a casa y se dispuso a estudiar un poco, más tarde tendría una videollamada con Daniel y Violeta tardaría más, las cosas con su proyecto no iban bien y se quedaría más.
— Veo que te fue muy bien — había empezado su videollamada — en cuanto a esa chica Julie, si es muy seria.
— Eso me comentaron las chicas, espero la puedas ayudar un poco. Eres bueno con el inglés y serás un buen guía.
— Su guía es Paula, siendo honesto no creo que sea buena influencia.
— Me imagino, pero trata de ser su amigo y ayúdala en lo que puedas.
— Perfecto, espero mi esposa no se ponga celosa de esta chica.
A Sol le dio un ataque de risa.
— Jamás, en todos estos años nunca te vi con otra chica y sé que no me engañarías, confío en ti.
— Yo queriendo que seas tóxica y de ti no sale ni un celo.
— No soy tan dramática, sé quién eres y te conozco.
— No pude haber elegido mejor esposa, eres lo más.
— Hago lo que creo correcto, pero quiero saber tu opinión en cuanto a lo de Violeta.
— Yo, no confiaría en ellos. Ese hombre te tiraba la onda y Ava te tenía mala vibra.
— Ya sé, pero todos cambiamos y aunque creo conocerla, hace mucho que no la veía y Emiliam me dijo que no era mala.
— Confía más en Emiliam, lo investigué y parece un buen hombre, mi padre conoce al suyo y habla bien de ellos. En realidad creo que Violeta solo es un poco dramática y caprichosa.
— Creo que tienes razón, te encargo que vayas a ver a mi abuela. Dile que estoy bien y espero verla pronto.
— Con gusto, te dejo mi querida esposa.
— Te quiero, querido esposo.
Ambos se despidieron y terminaron su llamada. Aún no había rastro de su amiga y parecía que se tardaría más. Decidió volver a leer la novela y cada día estaba más intrigada con este lío amoroso.
— Por fin llegué — vio entrar a su amiga y le ayudó con sus cosas — lo del proyecto tuvo más complicaciones de lo que esperé y mi cita con la ginecóloga tardo más.
— No sabía que irías con la ginecóloga.
— Tengo endometriosis, nadie lo sabe. Quería empezar un tratamiento, quiero quedar embarazada en un futuro y quería asegurarme que no me afectara. Espero contar con tu discreción.
— Cuenta con ello y si te puedo ayudar cuenta conmigo.
— Eres la mejor — la abrazo — pero quiero saber todo de tu día.
— Conocí a unas chicas muy agradables en la escuela y me invitaron a formar parte de su grupo de estudio; en cuanto a Emiliam, me fue bien y mañana empezaré, se portó muy amable, comentaba que sería una buena oportunidad para mí.
— Sabe lo que dice y me da gusto que confíe en ti, como yo lo hago. Te quería pedir, que si veías algo raro me lo comentes.
— ¿Raro?
— Si, si llegas a saber de una tipa que se quiera pasar de lista o que Emiliam este de coqueto.
Sabía que Emiliam le había pedido discreción, de igual forma Violeta era su amiga y no quería tener problemas con los dos, se trataría de mantener al margen, a menos, de que viera algo mal.
— Claro, cuenta con ello.
Al día siguiente se había despertado temprano para llegar a la Universidad, su amiga se marchó antes que ella, le dejo una nota dándole indicaciones de la comida para Emilia. Hizo lo que le había pedido y se dispuso a salir directo a la escuela.
— Queremos que nos cuentes todo sobre el día de ayer con Emiliam — le decía Alize muy emocionada — y no digas que fue muy normal, nada con ese hombre puede ser así.
— Estoy de acuerdo — Charlotte la golpeo con el codo esperando una respuesta.
— Es encantador y muy respetuoso, no tengo más que decirles.
Todas se quejaron de aquella respuesta, querían saber más sobre aquel hombre que las hacía suspirar.
— Vamos, apuesto a que es más que eso —Oriana daba una sonrisa maliciosa — es de los hombres más apuestos.
— Les recuerdo que es novio y de seguro casi prometido de mi mejor amiga.
— Eso no le quita lo guapo y tú lo sabes — le decía Marie mientras le mostraba fotos — y ya sabemos que tienes novio y ninguno se enterara de que das un poco de deleite a tu pupila.
— Si, pero no me sentiría tan tranquila de ser así. Además Violeta me pidió que le contara si Emiliam estaba de coqueto con otras.
— Eso solo quiere decir una cosa — todas se voltearon a ver y Oriana completo la frase — que la engaño, no digo que ahora.
— Dicen, que tuvo algo que ver con Ava Ortiz.
Sol no podía creer lo que escuchaba y más cuando le contaron el gran chisme. Ava y Emiliam habían tenido un pequeño romance, ella tenía 20 y él entraba a los 30. Parecía que todo era muy perfecto, y aunque, lo mantenían en secreto los padres de él, se enterarían y prohibirían que siguieran con su relación, por dos años más siguieron. Pero, les duraría muy poco el gusto, los padres de Daniel, presentarían a Violeta con los señores Smith; estos se mostrarían encantados con la chica y harían que se presentara a su hijo. Rápidamente dejaría a la cantante, empezaría un romance con la persona que querían sus padres.
— Se dice que Ava no lo supero, por eso algunas de sus canciones son de despecho — le decía Charlotte — supongo que lleva tu amiga con él, un poco más de cinco años.
— Si, Violeta solo duro un año en México. No estudio hasta que se vino a vivir aquí.
— También cuentan que los padres de Emiliam quieren que formalice ya un compromiso con tu amiga — seguía contando Charlotte — pero se ve, que no es de mucho compromiso. Él ya es algo grande para ella.
— Precisamente a Cindy; madre de mi amiga, no le gustaba eso y se oponía un poco.
— De seguro, los señores Smith hicieron algo para que lo aceptara — supuso Alize — ¿nunca viniste acá?
— No, apenas lo conocí y no había escuchado gran cosa de él. Pero Daniel nunca me contó que sus padres tuvieran que ver.
— Creo que nadie sabía que los Montenegro tienen un hijo, parece que tu novio había mantenido un bajo perfil — le decía Oriana — mis padres si los conocen, van frecuentemente a tu país.
— Eso es cierto, Dan no va mucho a las fiestas o reuniones de sus padres.
Sol podía entender un poco más, por eso Ava y Violeta no se llevaban del todo. Aunque no sabía la razón por la cual los padres de Daniel, presentarían a su amiga y no a Paula, ya que ella era más cercana a ellos.
— Parece que vamos descubriendo un poco de los misterios de la pareja famosa — decía Marie con emoción.
— Marie, habías dicho que tus padres frecuentaban a los Smith — le recordaba Karina.
— Si, pero no mucho. Mi padre trabajó por años con el señor Smith, pero decidió retirarse.
— Parece que estábamos destinadas a encontrarnos contigo — volvía hablar Karina — por alguna u otra cosa, siento que tu llegada no es casualidad.
A la mexicana, le parecía un poco ciento lo que decía Karina, su llegada no era casualidad y creía que todo lo que le había contado su amiga, no era cierto del todo.