La mansión Marchetti estaba en completo movimiento desde temprano. Aunque Victtorio fingía indiferencia ante la fiesta del senador Vega, la tensión que había dejado su escena con Aria en el centro comercial todavía vibraba en el aire. Aria, por su parte, aún no podía quitarse de la piel el calor de sus manos en el vestidor, ni la forma en que él la había dejado sin aliento, temblando, queriendo más… y odiándose por quererlo.En el segundo piso, dos estilistas —mandados por Carter— transformaban la habitación de Aria en un pequeño salón privado. Había peines, planchas, perfumes, maquillaje y vestidos colgados como si fueran joyas.Sofía entró primero, con los ojos muy abiertos.—Dios… ¿todo esto es para nosotras?—No —contestó Carter desde la puerta, cruzado de brazos—. Es para ella. —Señaló a Aria—. Tú estás incluida solo porque tu hermana amenaza con incendiar la mansión si no te llevamos.Sofía le enseñó el dedo medio sin pizca de delicadeza. Carter soltó una carcajada.Aria respiró
Leer más