La mansión estaba silenciosa… hasta que no lo estuvo.Los gritos de Sofía retumbaban por todo el pasillo, agudos, desesperados, golpeando las paredes como vidrios rotos.Carter trataba de mantenerla dentro de la habitación mientras ella pataleaba, arañaba, pateaba la puerta.—¡SUÉLTENME! ¡ARIII-AA! ¡ARIII-AAAA!Apenas unos segundos después, la puerta principal se abrió de un golpe.Elio Marchetti entró primero, alto, severo, con un traje impecable como si hubiera salido de una reunión diplomática.Alessandra, la madre de Victtorio, llegó detrás de él, pálida y alterada.—¿Qué es ese escándalo? —exigió Elio mientras avanzaba hacia las escaleras.No hizo falta preguntar dos veces.Sofía volvió a gritar.Alessandra cubrió su boca con la mano, alarmada.—Esa es la voz de la pequeña… —susurró, horrorizada—. ¡Esa es Sofía!Apareció Victtorio en la parte alta de las escaleras, la camisa suelta, la expresión impaciente, los ojos oscuros.—¿Qué hacen aquí? —gruñó.Elio subió dos escalones de g
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