Cindy Aunque Bruno había dicho que solo estaríamos media hora en el Festival de las Flores, las horas se escurrieron como agua entre los dedos. El tiempo voló. Rocío se acercó dos veces, algo raro en ella, como si estuviera cuidándome o vigilándome. Y Dan… bueno, Dan no dejaba de mirar a Bruno, como si estuviera frente a una estrella de rock o algún tipo de héroe. Me hizo reír cuando me llamó “cuñada”. Ese comentario inesperado provocó que Rocío le diese un codazo en las costillas, furiosa pero también divertida. Que yo sepa, ellos no son novios, pero al parecer, la idea de que podría ser cuñada de alguien que estuviera con Bruno le hizo ilusión. Finalmente, decidieron quedarse hasta más tarde, probablemente hasta el amanecer. Bruno y yo, en cambio, nos retiramos temprano. En el coche, el silencio solo se rompía por las llamadas ocasionales que él contestaba usando el auricular. Yo, mientras tanto, me entretenía jugando Candy Crush en mi teléfono. El viaje transcurrió así, tranqu
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