CindyMe desperté con el sol atravesando las cortinas, iluminando la habitación con un resplandor que no era el mío. Abrí los ojos lentamente, sintiéndome desorientada. El techo alto, los muebles elegantes y el aroma de sábanas caras me recordaron dónde estaba.Intenté incorporarme, pero una sensación extraña me recorrió el cuerpo, me sentía diferente. Mis músculos estaban tensos, casi como si me hubieran pegado una paliza, «era peor que un primer día en el gimnasio», mis labios resecos, y mi mente, bueno… Mi mente era un caos. Cerré los ojos, deseando calmar las imágenes que comenzaban a inundar mi cabeza.La noche anterior…«Dios».—¿Qué carajos hice? —susurré, llevándome una mano a la frente.Las escenas se repetían una y otra vez, como un maldito bucle: sus manos recorriendo mi cuerpo, su boca devorándome, mi voz—mi maldición de voz—diciendo cosas que jamás pensé que diría.Todo en él era intenso, abrumador. Y yo, yo simplemente me dejé llevar, no pude reaccionar, mi calentura pud
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