Habían pasado apenas dos días desde aquel incidente, pero para Cyrus se sentían más largos de lo que debía admitir. La rutina había vuelto a instalarse en la oficina, con su ritmo meticuloso de reuniones, llamadas y presentaciones, pero nada parecía completamente igual. O, más bien, ella no lo parecía. Desde su escritorio, podía ver a Stella trabajando con la misma eficacia de siempre: concentrada, discreta, con esa precisión casi obsesiva en cada detalle. Era impecable, eficiente, puntual. Todo lo que se esperaba de una secretaria eficiente. Pero había algo distinto en su manera de moverse, en la forma en que evitaba las miradas, o cómo su cuerpo se tensaba cuando alguien se le acercaba demasiado. Cyrus no habría reparado en ello de no ser porque lo vio ocurrir más de una vez. La primera fue esa mañana, cuando uno de los analistas del área financiera, un tipo joven y risueño llamado Patrick, se inclinó ligeramente hacia ella mientras revisaban unos documentos. Stella retrocedió i
Ler mais