Cap. 80. No hay tiempo que perder
Algo no estaba bien, los agentes que custodiaban el oficio de Marisol habían desaparecido, Francesco llegó antes del mediodía. La puerta estaba cerrada, como siempre, giró la llave e ingresó rápidamente; dentro, todo parecía en orden, como si la joven acabara de salir por unos minutos. - “Marisol”, llamó él, con un tono que mezclaba sorpresa y preocupación. “¿Estás ahí?” El eco de su voz recorrió la sala vacía. Nada respondió. Las luces apagadas, el silencio absoluto. Caminó hacia el dormitorio y lo que encontró lo dejó helado, sobre la cama, una nota doblada con cuidado, escrita con letra clara y precisa: - "No busques. Todo está bajo control." Francesco la tomó con manos temblorosas, leyendo y releyendo. La simpleza de las palabras, el frío desdén, le causaron un escalofrío. Nada más. No había maleta, ni señales de forcejeo, ni teléfono fuera de lugar. Solo esa frase seca, que p
Leer más