Mundo ficciónIniciar sesiónMientras Caroline y Mariano estaban viviendo sus días como padres primerizos, sus amigos parecían estar experimentando una pasión que ya era difícil de contener.
La noche estaba húmeda en Milán, y Marisol regresaba a su departamento después de una cena con Caroline. Al llegar al portal, vio a Francesco apoyado en su auto, como si la estuviera esperando. - “¿Me sigues?”, preguntó ella, arqueando una ceja. - “Te estaba cuidando. No me fío de quién pueda rondar en estas calles, ni en tu vida”, replicó él, sin humor. Subieron juntos. El ascensor se convirtió en un espacio demasiado estrecho para tanta tensión. Marisol no apartaba la vista de su perfil, mientras él, con los puños en los bolsillos, luchaba contra el deseo de girarse y atraparla contra la pared. Ya en el departamento, ella encendió una lámpara tenue y dejó los zapatos en






