El hospital, con su ambiente de desinfección y su aire de soledad, se desvaneció en el espejo retrovisor.Harper, sentada en el asiento trasero del Bentley, sentía el peso del silencio. A diferencia de la primera vez que viajó en el auto de Damon, que fue con el corazón latiendo con fuerza, ahora lo hacía con un nuevo sentimiento, uno que se sentía muy familiar, como si un hilo invisible se hubiera tejido entre los dos.No había podido quitarse esa sensación extraña de de javu, como si hubiera algo más en el hecho de conocerse, pero no sabía de dónde provenía, supuso que todo era cuestión del susto con el desmayo de Damon y la aparición del detective en el hospital y su escape por los cabellos.El chofer, en su asiento, mantenía la mirada fija en el camino, ajeno a la tensión eléctrica que llenaba el auto. Y Damon, que estaba sentado junto a ella, la miraba sin decir nada, sus enormes ojos grises y profundos, la escudriñaban, como si tratara de leer los secretos que ella ocultaba, con
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