NahiaCruzo el umbral sin siquiera decidirlo, como si mi cuerpo se desgajara de mi voluntad, empujado por una fuerza más antigua que el miedo, más subterránea que el deseo, un impulso desnudo, primitivo, animal, dócil, algo de mí que ya no me pertenece del todo, algo silencioso y profundo que me guía a pesar de mí, hacia ese lugar donde sé que todo va a cambiar.Detrás de mí, la reja se cierra de golpe, metálica, seca, y ese ruido se extiende en mi carne como una fractura, como una sentencia, como si el mundo, afuera, se hubiera derrumbado de un solo golpe de cerrojo, abandonándome en un entrelugar cerrado, inalterable, donde el aire mismo pesa más.El pasillo que tengo frente a mí es de una blancura irreal, vacío, demasiado nítido, sin el más mínimo olor, sin eco, como un conducto clínico, estéril, suspendido fuera del tiempo, un túnel de silencio que traga mis pasos y me escupe gota a gota, más desnuda a cada avance.Camino lentamente, mis pies apenas apoyados, pero todo parece dema
Ler mais