NAHIASu mirada me consume.Lentamente, brutalmente.No me mira, me penetra con sus ojos. Me atraviesa con una intensidad que me da vértigo.No habla. No sonríe. Me devora, sin moverse, sin una palabra.Y sin embargo, me siento despojada.Avanza con un paso, luego otro.Nada es apresurado, todo es calculado, controlado. No necesita apresurarse. Sabe que ya soy suya.Sus botas golpean suavemente el suelo, y cada sonido resuena en mi pecho como un eco sordo.Retrocedo con un suspiro, incapaz de huir más lejos, las piernas temblando, el alma en suspenso.Se detiene muy cerca. Apenas un aliento entre nosotros.Su mirada se clava en la mía, negra, insondable, cargada de una violencia contenida. No tiene nada de tierno. No tiene nada de inocente.Y sin embargo, no retrocedo.Permanezco allí, prisionera y voluntaria.Levanta lentamente los brazos, agarra el dobladillo de su camisa negra y se la quita.La tela sube por su torso, descubre una piel de un tono dorado, lisa, tensada sobre músculo
Leer más