Me quedé mirando el celular unos segundos más después de que Pietro colgó. Luego lo dejé a un lado con una mezcla de fastidio y resignación. Cuando levanté la vista, Agnes seguía allí, observándome con esa atención silenciosa que ya me resultaba familiar. No era intrusiva, pero sabía cuándo acercarse.—¿Todo bien, señora? —preguntó con su tono amable, aunque la palabra "señora" todavía me sonaba ajena.Asentí, pero luego suspiré y la miré con cierta complicidad. Supongo que necesitaba compartirlo con alguien.—Tengo que asistir a una reunión con Pietro… dentro de unas horas. Es importante, según él.Agnes no dijo nada por un segundo, y luego sonrió con cierta emoción, como si le hubieran dado una misión especial.—Entonces no podemos perder tiempo. ¿Formal, cierto?—Sí, pero me pidió que no fuera extravagante.Agnes asintió de inmediato y, sin decir una palabra más, desapareció por el pasillo. En menos de cinco minutos ya había regresado con Lía, una de las jóvenes que trabajaba como
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