—¿Qué es lo que en verdad deseas, Kelly?—le inquirió, sin apartar la vista y volvió a sentirse excitado por el gesto mecánico que ella hacía con la punta de su lengua, lamiendo su labio superior.—¿Con el local, dices?—En general. Cuéntame—Eres un poco mandón, ¿sabes?—¿Te incomoda?—la miró con fijeza, y ella negó, para luego bajar la vista intimidada ante su intensidad y eso ingresó como uno de los detalles que sumaban a la lista.—Quiero construir mi propia senda, tomar mis decisiones, volver realidad lo que durante mucho tiempo fue un sueño.—Muchas mujeres sueñan con casarse, hijos. ¿Eso no funciona para ti?—Ya pasé por eso, al menos lo primero—murmuró ella, sorprendiendo a Kaleb.—No funcionó—afirmó, incitándola a seguir.—Digamos que durante 10 años fue un freno.Había reticencia y obvio disgusto al mencionarlo, incluso dolor, concluyó él.—Por eso viniste a Los Ángeles.—En parte—le indicó ella, para luego cerrarse irremediablemente, y eso fue evidente en su rostro y en la p
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