Dedicar toda una semana de su tiempo a Kelly implicó cargar parte de su trabajo en los hombros de su hermano Jace, dado que no podía pedir más a Milo. Este, CEO de la empresa y un hombre siempre ocupado, había ido delegando para poder atender a su esposa y su hija y no tenía intenciones de molestarlo.
El hecho casi inédito de que se tomara tiempo fuera de la empresa despertó la curiosidad de Jace, por supuesto, lo que se evidenció en cuestionamientos que no satisfizo, para fastidio de aquel. Lo que generó probablemente mayor curiosidad. Al menos le dio algo extra en qué pensar, lo que no le venía mal al malhumorado, demasiado serio y poco dado a la diversión Jace Monahan.
Quería mantener en reserva sus intenciones con la bella pastelera. No es que fuera dado a gritar al viento sus conquistas, aunque los que lo rodeaban tendían a pensar que eran extensas y poco duraderas, en parte debido a su actitud cínica y prescindente.
No había habido otra mujer como Kelly antes, una que tocara su