Inicio / Romance / Hermanos Ceo`s / CAPITULO 18 ¿Te han besado mucho?
CAPITULO 18 ¿Te han besado mucho?

Kaleb era seductor por naturaleza y no lo escondía, eso lo podía ver. Ella no se sentía amenazada por él, por el contrario. En una semana había sido capaz de despertar su libido dormida y volverla a reconectar con su sexualidad, sin hacer un solo avance obvio y sin tocarla. Y eso era el mayor progreso que Casie había hecho desde hacía años.

Él no había explicitado cuánto tiempo estaría por el local, pero suponía que esta semana sería suficiente para darle los insumos que

necesitaba para orquestar la campaña de marketing para ayudarla. Supuso que cuando él no estuviera a su alrededor volvería a su normal y aburrida rutina de amasar y decorar prescindiendo de su entorno. Así que tal vez hoy sería el último día de verlo por tanto tiempo. Eso sería una ganancia si consideraba que al menos dos veces había arruinado algunos productos por estar soñando despierta, observándolo a hurtadillas.

Él seguiría con su vida, ella quedaría atrás, pero la experiencia liberadora probablemente la impulsaría a salir y socializar otra vez

metiéndose en el odioso camino de las citas. Como si Kaleb fuera su epifanía, ella renacería de sus cenizas y buscaría a alguien que la llenara. Claro, tendría que prepararse, maquillarse, conversar de tonterías, resistir malas citas. Puf, lo detestaba. Había tanto de incertidumbre en ese camino. Lo más saludable sería que disfrutara por un tiempo de su recién estrenado romance con el Señor K. Era idiota, pero había dado nombre al consolador. No parecía tan impersonal.

—¿Kelly?

—Mmm?

Kaleb se había acercado y observaba con una gran sonrisa como ella parecía inmersa en una charla no verbal con su palote. Se ruborizó.

—Tienes…—le hizo un gesto señalando su cara y ella se pasó la mano—. No, deja—Con su pulgar restregó suavemente uno de los lados de su boca y luego, sin dejar de mirarla, delineó sus labios con lentitud mientras ella enrojecía todavía más, pero no se apartaba un ápice—. Tienes la boca tan bonita. Digna de ser besada—susurró, acercándose— Cuéntame, ¿te han besado mucho?

—Poco, muy poquito. Y mal—agregó ella sin quebrar el contacto visual.

—Eso es malo. Es algo que habría que solucionar—su boca a milímetros la paralizó, su aroma masculino y fresco colándose y excitándola.

—Sí, tal vez—añadió, quieta, mientras su cerebro procuraba sacarla del trance y le gritaba que despertara, pero su cuerpo se empeñaba en boicotearlo.

Él le sonrió y se separó con lentitud y ella pareció desinflarse, decepcionada.

—Tengo mucha información que debo procesar. Una vez que lo haga, me pondré en contacto contigo.

—Claro, gracias—respondió, aún ruborizada.

—Te he visto trabajar demasiado. Necesitarías más personal. Entiendo que esto es un problema ahora, pero deberás considerarlo.

Ella asintió, forzándose a ponerse el sombrero de empresaria y dejar el de furcia que se derrite con el olor de un hombre.

—Te convendría acortar el horario de atención. En las últimas dos horas las ventas bajan mucho.

—Si, es así—aseveró—. Pero…

—Si restringes el horario podrás producir más y no tendrás que venir tan temprano. Descansarás mejor.

—Habrá clientes molestos y me pierdo de…

—Tienes tu clientela firme y creciendo. Vendrán en el horario que marques. Quiero que empieces esta rutina hoy. Te vas temprano, vienes una hora más tarde mañana.

—No, es mi…—intentó replicar, pero él puso un dedo en sus labios.

—Claro que este negocio es tuyo y lo manejas como te parece. Es una recomendación que apunta a que estés en mejores condiciones y no gastes energía innecesariamente. Necesitamos estar bien para poder hacer las cosas de la mejor forma. Te aseguro que no va a haber un impacto en tu bolsillo si haces esto. Tú estarás más descansada y con mejores ideas y productos.

Casie consideró lo que decía y tuvo que aceptar que pasaba eternamente cansada y preocupada. Dormía poco y le costaba horrores

comenzar la jornada.

—Nos concentraremos en un horario menos extenso, debidamente promocionado, para que las personas que desean acceder a tus exquisitas creaciones entiendan que deben moverse a determinadas horas o encargarte con debida antelación. Esto dará una idea de mayor profesionalismo también, ya verás. Son pequeños cambios, pero funcionan. ¿Qué dices, lo harás?

—Muy bien—accedió ella, asintiendo.

—Así me gusta, abierta al cambio. Eso es fundamental. En lo profesional y en lo personal también—le guiñó el ojo y luego se inclinó para darle un beso en la mejilla que la tomó por sorpresa—. Estaré en contacto.

Ella solo asintió. Otra vez había quedado pegada al piso. ¿Se podía ser tan tonta?

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP