Ava se acomodó en la pequeña cafetería, con una taza de café humeante entre las manos, esperando a que su amiga, Maya, llegara. Su mente seguía dando vueltas alrededor de la decisión que había tomado, de aceptar ser madre subrogada para Ethan y Sophie. No era una elección que pudiera tomarse a la ligera, pero el contrato, el dinero y la oportunidad de ayudar a su jefe por toda la ayuda económica que siempre le había brindado Ethan, la habían dejado sin más opción. Además, esa pequeña voz interna que le decía que su corazón deseaba más que solo un pago, que tal vez, solo tal vez, había una pequeña oportunidad de ser parte de algo más grande, también estaba presente.Maya apareció por la puerta, su cabello rojo brillante y su sonrisa franca, tan llena de energía como siempre. Cuando se sentó frente a Ava, notó enseguida la tensión en su rostro.—¿Estás bien? —preguntó Maya, fijándose en los ojos de su amiga, que ya no brillaban como antes.Ava suspiró profundamente, dejando la taza d
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