Ava estaba sentada frente a Ethan y Sophie en la sala de reuniones de la oficina, donde habían quedado para revisar los detalles del contrato.
Aunque en el pasado habían tenido numerosas juntas en aquel mismo lugar, esta era la primera vez que Ava sentía que Ethan la miraba de una forma diferente, más cercana, incluso cálida. —Ava, necesito asegurarme de que estás en buena condición de salud ¿Has tenido algún problema médico reciente? Ava negó con la cabeza, acomodándose en su silla. —Nada en absoluto. Me hago chequeos regularmente, y trato de llevar una vida bastante activa —dijo segura, con una sonrisa—. Hago ejercicio a diario y, hasta ahora, todos mis exámenes han salido perfectos. Ethan pareció aliviado y satisfecho con su respuesta. —Eso es excelente. Nos da mucha confianza saber que todo está en orden —dijo, mirando fugazmente a Sophie, como buscando su apoyo. —Claro, es muy importante, mi amor —dijo con ternura y él besó los dedos de su mano con devoción. —Entonces, el acuerdo incluye un pago completo de trescientos mil dólares, dividido en dos partes —explicó Ethan, sosteniendo ahora el contrato en sus manos. Ava sentía una mezcla de emoción y nerviosismo que hacía que sus dedos juguetearan con el borde de su agenda. Sophie, por su parte, mantuvo los brazos cruzados con sus ojos fijos en Ava, como si estuviera midiendo cada una de sus reacciones. Ethan, sin notar la tensión que comenzaba a formarse entre ellas, volvió su mirada hacia Sophie con entusiasmo. —Es increíble, ¿no? —le dijo, tomándola de la mano con una sonrisa emocionada—. Muy pronto tendremos a nuestro hijo… un hijo de ambos. Sophie soltó una risita angelical, apretó los dedos de Ethan y asintió. Para ella, ese bebé representaba la estabilidad que siempre había deseado con Ethan; finalmente, todo estaría completo entre ellos. Su suegro le exigía un heredero y ella estaba más que dispuesta a encontrar los medios para tener un hijo de Ethan Miller. —Claro que sí, cariño —Sophie asintió, lanzando una mirada breve y afilada hacia Ava—. Finalmente seremos una familia. —Una familia feliz —murmuró Ethan, con un brillo en los ojos que reflejaba toda la ilusión contenida. Sophie le devolvió la sonrisa, y por un instante parecía que ambos estaban en una burbuja de felicidad compartida. Ava observaba la escena con una sonrisa, pero sintió un pequeño tirón de incomodidad. Se recordó a sí misma que era solo una pieza temporal en este sueño, y que una vez cumplido el acuerdo, su vida volvería a la normalidad. Sophie pronto soltó la mano de Ethan y miró a Ava con una aparente expresión de entusiasmo, pero en su mirada había una pizca de frialdad que a Ava le erizó la piel. Después de que discutieron los detalles de la cita en la clínica, Ava se retiró para darles espacio, y al poco tiempo, Sophie la siguió al pasillo. Sin perder tiempo, la detuvo con un gesto antes de que pudiera seguir. —Ava, espera un momento. Quiero hablar contigo —dijo Sophie, con una sonrisa ligera. Ava se giró, sorprendida, y asintió. —Claro, dígame. Sophie respiró hondo, manteniendo su porte firme y serio. —Ethan y yo te damos este contrato porque confiamos en ti, pero quiero que recuerdes una cosa —su expresión se endureció un poco—. Ese bebé es mío y de mi esposo, y no quiero que pienses ni por un segundo que habrá algo… más. La brusquedad de sus palabras tomó a Ava por sorpresa y su pecho se contrajo. Por un instante, pensó que estaba exagerando, pero al mirar el rostro de Sophie comprendió que hablaba completamente en serio. En ese momento, notó con claridad la barrera que Sophie quería trazar entre ambas. —Lo entiendo perfectamente —respondió Ava, tratando de mantener la calma—. Estoy aquí para ayudarles, y sé que mi papel termina cuando el bebé nazca. No tengo intención de involucrarme más de lo necesario. Sophie esbozó una sonrisa casi de alivio, pero la frialdad en su mirada seguía presente. —Más te vale. Y un consejo: ten cuidado con lo que deseas, Ava —su tono era peligroso—. A veces, una termina deseando cosas que no le corresponden. Ava sintió que el corazón le palpitaba con fuerza, y un frío se instaló en su interior. Sin embargo, intentó disimular su desconcierto. —¿A qué… se refiere? Sophie arqueó una ceja, y su boca se torció en una sonrisa sardónica. —No te hagas la tonta, Ava. Las mujeres tenemos instinto, y es bastante obvio cuando una mujer siente algo por un hombre, incluso cuando no debería —la miró con superioridad—. Tú eres la asistente de Ethan, nada más. Estás aquí solo por el acuerdo. Ava sintió un nudo en la garganta. Por mucho que quisiera desmentirlo, sabía que Sophie no estaba equivocada. Había veces en las que había sentido una cercanía especial hacia Ethan, aunque se esforzaba fervientemente en negarlo. Apretó los labios y asintió, sintiendo la mirada penetrante de Sophie. —No se preocupe, señora Sophie. No tengo la menor intención de cruzar esa línea —dijo con seriedad y seguridad—. Solo estoy aquí para ayudarles a cumplir su sueño de tener una familia. Sophie la miró de arriba abajo, como si evaluara su sinceridad, y finalmente sonrió con una calma helada. —Así me gusta escuchar —volvió a sonreír—. Si cumples con todo lo que esperamos, tendrás más dinero de lo que habrías pensado jamás. Ava asintió, aunque sentía el peso de una humillación que no se atrevía a mostrar. Asumir su lugar, saber que para Sophie no era más que una herramienta, le dejaba un sabor amargo que apenas podía disimular. —Entiendo. Gracias —murmuró, con un esfuerzo que apenas lograba sostener. Sophie mantuvo su mirada firme, y Ava sintió que no le quedaba más que inclinar ligeramente la cabeza y retirarse. Al seguir su camino, el peso de aquella conversación se le quedó clavado en el pecho, y un nudo en la garganta la acompañó mientras caminaba hacia la salida. Al cruzar las puertas, Ava inhaló profundamente, intentando ordenar sus pensamientos. Sabía que tenía que mantenerse firme en su decisión, pero la frialdad y el desprecio de Sophie parecían haberle arrancado una pequeña parte de la ilusión que albergaba en silencio.